Caminar y mantenerse de pie son 2 de los “objetivos fundamentales”, o más bien de los sueños y anhelos de una persona después de sufrir un derrame cerebral o una trombosis, ya que además es símbolo de independencia y por supuesto de estar en la dirección correcta a una recuperación.
Los ejercicios de pie siempre deben realizarse en un ambiente seguro, donde haya algo o alguien de que sujetarse y por supuesto no hayan riesgos de caídas y conllevan beneficios esenciales, aquí te compartiré 10 de ellos:
- Aumenta tu fuerza muscular en columna, cuello y cabeza, al estar manteniéndote en ésta posición erguida y activando los músculos antigravitatorios
- Fortaleces los músculos de tus muslos, piernas y pies, por el peso y soporte de tu peso, así aún no tengas movimiento voluntario
- Trabajas sobre tu sistema nervioso central (SNC)
- Favorece el patrón respiratorio contra resistencia
- Mejora la propiocepción, estabilidad y equilibrio, haciendo traslados de peso, cambios de direcciones, de velocidad, de control
- Mejora la estabilidad del tobillo y pie, por que te activa los músculos alrededor tanto al estar estático como al estar en movimiento
- Mejora la sensibilidad del pie, la cual se ve afectada no solo por la lesión per se sino por la falta de contacto con las diferentes superficies
- Si se usa férula facilita el proceso de adaptación a zapatos, y por ende da estabilidad en la marcha con el uso adecuado de la férula
- Facilita el progreso de la marcha, al ser entrenada toda la musculatura de la locomoción
- Una vez entrenado el patrón de marcha facilita el avanzar a pasar obstáculos, subir andenes y atravesar calles.
Ahora te daré tres ejercicios para que inicies tu práctica, y recuerda siempre escuchar tu cuerpo, hasta donde sea cómodo, práctico y eficiente.
1. Inicias de pie con los pies abiertos a la distancia de las caderas, y procurando distribuir el mismo peso a cada lado y “simplemente” te sostienes por un minuto
- Ahora balancéate hacia adelante y hacia atrás y ve observando que lo hagas con los 2 pies iguales, con el mismo peso hacia las 2 piernas
- Balancéate a derecha e izquierda, revisando que todo el peso de tu cuerpo te acompañe, es decir que no vayan los pies a un lado y las caderas para el otro
2. Abre tus piernas a la distancia de las caderas y sujetandote de algo o alguien al frente, siéntate en una silla, manteniendo tu espalda recta
3. Camina hacia atrás, a los lados y diagonales, tal como sería una marcha normal (nadie camina solo para adelante)
Te animo a que cada vez incluyas más ejercicios de pie en tu rutina de rehabilitación, se que es un poco atemorizante al comienzo pero una vez inicies y disfrutes de sus beneficios querrás hacerlos más frecuentemente y serán parte fundamental de tu recuperación.